Metas financieras para ordenar tu economía tras una deuda

Metas financieras para ordenar tu economía tras una deuda

Cuando una persona o familia atraviesa un sobreendeudamiento, la decisión más sabia es darle prioridad a su resolución. Los gustos deben quedar en un segundo y hasta tercer plano. Pero desde el mismo momento en que se decide afrontar este problema empieza un crecimiento personal y financiero en las personas. 

Priorizar, presupuestar, ahorrar, pagar, prever. Son todos verbos que de pronto se hacen más frecuentes en el vocabulario familiar e íntimo. ¿Deberían desaparecer luego de superada la deuda

Para nada. Quizás sin ser plenamente conscientes hemos ganado una musculatura importante para las finanzas. Corresponde ahora usar toda esa disciplina para cosas más positivas —¡no! No en derrochar—: plantearnos metas financieras que nos den seguridad, prosperidad y auténtica satisfacción, no la de “ofertazo” en Amazon, sino la de ver un patrimonio sólido para beneficio tuyo y de tus seres más cercanos. 

Conozcamos las metas innegociables o más prioritarias según el paso del tiempo.  

Metas a corto plazo

El objetivo más apremiante es constituir un fondo de emergencia. Este debe equivaler de tres a seis meses de tus gastos ordinarios.  

Este “clavito” es tu paracaídas ante urgencias como pérdida de empleos, reparaciones imprevistas y emergencias de salud. Es decir, aquellas cosas fortuitas que podrían detener tu avance financiero. 

Si aumentan tus ingresos y adquieres más compromisos mensualmente, pues, también debes actualizar el monto de tu fondo de emergencia.

Otro objetivo para el corto plazo es el inicial para un vehículo o vivienda. En ese caso, establece el monto y el lapso para descubrir cuánto mensualmente debes ahorrar para conseguir tu monto meta. 

Recuerda que como mínimo todos deberíamos ahorrar el 20% de nuestros ingresos mensuales. 

En consecuencia, tu ahorro para el inicial no debe ser menor a ese porcentaje; por el contrario, debería superarlo. Lo que supone recurrir a la austeridad y balance de gastos que se aprendió cuando se encaró el sobreendeudamiento en el pasado reciente. 

Descubriste que puedes ser disciplinado bajo presión, nada te lo impide ahora, cuando estás fuera de la deuda. 

Metas a mediano plazo 

Aunque no es propiamente una meta, planificar el ascenso laboral sí que ayuda bastante a su consecución. 

Es crucial establecer con claridad dónde se desea estar a la vuelta de cinco a diez años. Considerar otros puestos dentro de tu organización actual o, llegado el momento, buscar en otras empresas. Pero siempre tratar de estar en mejores condiciones profesionales y económicas, que también inyecten motivación. 

La posibilidad de establecer un negocio propio es una buena opción, siempre que se tenga el verdadero interés de gestionar todo lo que esto conlleva. 

En tal sentido, saca hoy cuenta de cuánto pueden costar por lo menos los tres primeros meses de operaciones. Es decir, renta, suministros, equipos, contratación de personas, entre otros elementos. De esa forma tendrás un monto con el que empezar. 

Las bonificaciones, dobles sueldos, ingresos adicionales por trabajos profesionales, la venta de bienes son fuentes para ahorrar hacia este propósito. 

También te puedes apalancar en el crédito, pues, representa una así llamada deuda buena, ya que está enfocada a sacar rentabilidad. 

Otra meta a mediano plazo puede ser un viaje de placer al extranjero. Puede resultar muy satisfactorio hacer un viaje en pareja o en familia. Sobre todo cuando se ha cumplido algún hito, como un aniversario importante, la graduación de un hijo, ascenso laboral o logro alcanzado con el negocio propio. 

Este tipo de gustos ayudan mucho para el ahorro, porque hay una recompensa estimulante. Por otro lado, nunca es recomendable que este tipo de metas se financien con crédito, pues, no generan ninguna rentabilidad económica. 

Metas a largo plazo 

La más importante en este apartado es ahorrar e invertir para el retiro laboral. Es la que genera más bienestar a más largo plazo, pero también de las que más recursos pudiera necesitar.

Por ello es bueno hacerlo a través de mecanismos de ahorros, por una parte, y mecanismos de inversión, por otra parte. 

Es válido consultar con tu entidad financiera sobre los mejores instrumentos para el ahorro de largo aliento, como pueden ser certificados de depósitos que capitalicen los intereses o cuotas de fondos de inversión. 

Entretanto, a través de un puesto de bolsa se puede destinar una parte de los ingresos a la inversión. Con ayuda de un especialista del área, define cuáles son los mejores instrumentos para consolidar tu plan de jubilación. 

Se tomarán en cuenta tus responsabilidades económicas en el presente y en tus etapas futuras, el nivel de riesgo que deseas, cómo deseas recibir la rentabilidad, entre otros factores. También puedes recurrir a planes de ahorros o cooperativas de las que se dispongan en tu lugar de trabajo. A través de descuentos regulares se crea una especie de automatización del ahorro.