Entrar en mora con un préstamo o producto financiero es motivo de inquietud. Eso es cierto. Pero no podemos sucumbir a la preocupación o al pensamiento catastrófico. Es clave conservar la serenidad para negociar. Sí, negociar nuestro endeudamiento con el banco o compañía acreedora de nuestro préstamo.
A continuación, te indicamos factores que debes evitar en ese proceso de negociación, clave para la recuperación de tu bienestar económico.
Comunicarte tarde o, peor, no comunicarte con el banco
Hay que decirlo claro y preciso: mientras más rápido te comuniques con el banco ante el riesgo de impago más flexibilidades conseguirás.
Si tus finanzas se están complicando, si ves que se aproxima la posibilidad de caer en morosidad, ¡llama al banco! No esperes al primer retraso en el pago para negociar.
La razón es muy sencilla: si todavía tienes un historial de pago, el banco buscará facilidades para que te mantengas en esa senda.
Una forma de renegociar tu deuda sería por medio de una consolidación, que te permitiría aglutinar varios créditos en uno, con una sola tasa de interés (generalmente más baja) y una sola cuota (también más baja que la suma del conjunto de tus cuotas). Pero, atención, estos créditos suelen ser más largos y podrías terminar pagando más, a la larga.
Incluso cuando ya has caído en impago, también es bueno comunicarse pronto con el banco o atender a las llamadas de cobro. La razón es que se pueden conseguir posibilidades para renegociar el pago de lo que resta del crédito.
Pero algunos bancos ponen límites temporales para poder negociar, por ejemplo, que la morosidad no sea mayor a los 60 días.
No seas descortés ni temas pedir ayuda
Negociar con tu banco o con las empresas de cobranza no puede ser de manera grosera. El banco y la compañía están cumpliendo con su deber de recuperar el dinero que se prestó, tal como estaba señalado en el contrato del préstamo.
Evadir las comunicaciones, responder de manera airada, hacerse el chivo loco o negar la existencia del crédito no va a solucionar el sobreendeudamiento. Por otro lado, hay que tomar en cuenta el respeto hacia el interlocutor.
Hay que recordar ese antiguo adagio que indica que “se atrapan más moscas con miel que con hiel”. Una comunicación con respeto, de paso, va a dar paso a más tranquilidad para ti y la posibilidad de pedir ayuda al momento de negociar.
El profesional de cobranza al otro lado de la línea puede ofrecerte asesoría:
- Métodos de renegociación de deuda.
- Llevar al banco o al acreedor una propuesta tuya para ponerte al día.
- Asesoría financiera.
En consecuencia, no te cierres la puerta tú mismo.
Negociar sin hacer ajustes económicos
Al detectar que estás por caer en morosidad o estás en ella, hay que procurar hacer reducciones de gastos en casa. El objetivo es disponer de más recursos para salir de tus compromisos financieros.
Por ende, ¿tiene sentido mantener el mismo número de salidas, las suscripciones a servicios, el gasto en ropa o los mismos hábitos con la tarjeta de crédito? ¡En lo absoluto!
Conviene que apliques de inmediato estrategias de reducción de gastos. En ellas debe involucrarse toda la familia y ejecutarlas con disciplina.
Aplicar medidas de este tipo son útiles por dos razones: primero, empezar a ajustar la economía a la realidad; y, segundo, evidenciar ese compromiso al personal del banco o cobranza.
El personal va a interpretar que está delante de una persona que reconoce su problema, pero tiene la seriedad y madurez para implementar medidas rápidas, y por cuenta propia.
Llegar sin una propuesta de pago
Al personal del banco le gustaría ver tu iniciativa también en la forma en que planeas ponerte al día. Debes ir con un plan para negociar, este puede ser:
- Plantear un periodo de gracia breve para reunir el conjunto de lo adeudado.
- Plan de tres a cinco cuotas especiales en función de ingresos específicos.
- Solicitar una tasa de interés preferencial por un tiempo en contrapartida para reanudar los pagos a la brevedad.
- Ofrecer bienes como forma de pago.
- Ofrecer bienes como forma de garantía.
- Extender la duración del préstamo.
Esto también facilita la labor del agente de cobranza, porque tendrá algo concreto con que negociar a la hora de hablar con el banco o la empresa acreedora.
Con estos consejos estás en mayor capacidad de negociar tu deuda en mora, castigada o legal en mejores términos. Un elemento fundamental para recuperar el control de tus finanzas, primero, y para comenzar a trabajar en tu prosperidad económica, posteriormente.