Una señal clara de que la economía no está tan fuerte como debería es que las historias acerca de batallas de cobranza de cartera se incrementan.
Con los ingresos disminuidos y las reservas afectadas después de la pandemia, no todos los negocios disponen del colchón de efectivo necesario para sobrevivir a la desaparición de un cliente.
Puede ser un proceso lento y tedioso, pero existen buenas alternativas y pasos a seguir para recuperar eso que consideramos “incobrables”.
Conoce el ciclo de ingresos/negocio de tus deudores
Es vital conocer el ciclo financiero de tu deudor, para saber, por ejemplo, con qué frecuencia recibe ingresos y establecer fechas prioritarias, cercanas a esos días. Debes tomar en cuenta que mientras más tiempo pase el deudor con su salario laboral, menos probabilidad de cobrarle eficazmente tengas, “los chelitos en mano se van rápido”.
Gana la confianza del deudor
Si llamas al deudor por teléfono, los primeros 20 segundos son claves, porque si el deudor capta una imagen tuya como gestor agresivo, pasivo o incompetente, será aún más complejo el cobro. Donde hay una buena comunicación y confianza ganada, la recuperación será más ágil y menos costosa.
Organiza las prioridades
Ordenar tu cartera por edades, es algo que también te puede resultar. A esto nos referimos a darle prioridad a aquellos deudores que tienen menos tiempo con su deuda, para que no se vuelvan inactivos, recuerda que mientras más tiempo pase, el proceso de cobranza se torna pausado.
Concilia
Realiza acuerdos de pago con los deudores, ofrece descuentos para el pago e intenta negociar la forma en que el cliente pueda pagar la cobranza difícil en un plazo que no comprometa la salud financiera de tu entidad.
Brinda otras alternativas a los deudores
Puedes establecer otra forma de pago con ellos, por ejemplo, un cargo automático. Esto puede facilitar que no tengan excusas e incluso se ahorren tiempo y dinero yendo a pagar de manera personal.
Analiza cuáles de estos pasos se adaptan más a tu proceso de cobranza. Ten siempre presente que puedes evitar situaciones incómodas desde el principio si conversas desde el primer instante con el deudor sobre las condiciones del acuerdo, voluntades y capacidades de cada parte
Fuentes consultadas