Cuando un cliente bancario ha caído en mora, sobre todo si tiene mucho tiempo en este estado, se reducen las posibilidades de conseguir refinanciamiento. ¡Pero no es imposible! Hay al menos tres opciones en función del tipo del estatus del crédito.
Empecemos por los casos que pudieran considerarse más complicados. Aquellas deudas vencidas y que han pasado a manos de otra empresa distinta a tu banco original.
Créditos vendidos por los bancos
Cuando el banco agota las exhortaciones para pagar un crédito vencido puede venderlo a empresas que se dedican a esto. No desean tener una cartera de créditos impagables que afecte sus balances.
Esa otra empresa es la nueva y legítima dueña de ese compromiso. Está en todo el derecho de cobrarte.
Aunque no ocurre con todas las empresas compradoras de crédito, algunas sí ofrecen un plan de refinanciamiento.
Este mecanismo consiste en, una vez que se firma el contrato del refinanciamiento correspondiente, dar por saldado el viejo crédito y abrir uno nuevo de inmediato, pero con condiciones más flexibles, de modo que el cliente pueda saldar su compromiso.
Son productos que están orientados a un tipo de clientes que se caracteriza por lo siguiente:
- Tener una intención real de saldar su deuda.
- Haber comenzado a poner orden en sus finanzas.
- Desea recuperar su economía luego de una temporada prolongada con malas finanzas.
- Incurrió en morosidad debido a imprevistos (desempleo, emergencias de salud y similares)
- Haber recuperado el control financiero luego del manejo descuidado de la economía personal.
La empresa se encarga de evaluar las metas financieras, el manejo reciente de la economía, las responsabilidades económicas y la capacidad de pago (presente y futura). Con esa información puede elaborar un plan más orientado a la realidad del cliente.
Se trata de una flexibilidad que no suelen tener los productos bancarios tradicionales. Entre los beneficios se pueden conseguir:
- Cuotas escalonadas o ajustadas a los ingresos actuales.
- Lapsos más dilatados para el nuevo crédito.
- Tasa de interés atractivas.
- Posibles descuentos.
Tanto el primer crédito como el segundo, al ser pagados, se registran como saldados en los burós de crédito.
Créditos que siguen bajo propiedad del banco
Hablamos generalmente de meses de impago, en los que muy probablemente el cliente ha recibido llamadas de cobro del banco o de una empresa de gestión de deudas.
En esos casos, el cliente puede pedir a la empresa que funja como mediadora ante el banco, con dos propósitos:
- Negociar un plan de pago con el banco.
- Conseguirte refinanciamiento con otra entidad financiera.
Lo primero es más viable de lo que imaginas, pues, algunas de estas empresas tienen mucha experiencia y trayectoria en el mundo bancario. Por ende, saben o tienen una aproximación a las posibles flexibilidades que otorga la entidad financiera en casos como este.
La segunda opción es más limitada, porque solo aplica para algunas agencias de cobranza más robustas con mayor capacidad de negociación y tradición en el mercado local. Pero siempre pregunta si está disponible esa opción.
Créditos de consolidación
Estos son aquellos que da una entidad financiera para aglutinar varios créditos (tarjetas, consumo personal, vehículos, etc.). La ventaja radica en que hay una sola fecha para las cuotas, una sola tasa de interés atractiva y una cuota no tan elevada.
Lo puede otorgar el propio banco donde tienes estos compromisos (o alguno de ellos) o uno con el que no se tenga una relación previa.
El detalle está en que estos productos son generalmente para quienes no han caído en mora. De manera que si se está haciendo insostenible el mantenimiento de varios créditos a la vez, esta es una buena opción. En algunos contados casos, un banco pudiera acceder a hacer una consolidación cuando el impago o morosidad es reciente. Si tu situación se parece a lo que hemos descrito, lo más recomendable es que converses con tu organización bancaria.