Los presupuestos pueden ser subestimados, ¿qué hay de poderoso en una fila de números? Aunque parezcan poco atractivos, son una pieza poderosa para las finanzas de los hogares.
Aprende cómo hacer uno de estos para tu familia. Pero también las implicaciones poderosas que tiene para las finanzas compartidas.
Paso 1: rastrea tus gastos y tus ingresos
Lo primero es saber cómo se gasta el dinero de la familia. Para ello lo ideal es rastrear tus gastos de los últimos tres meses. Puedes hacerlo revisando tus estados de cuenta.
Anota las tres cifras por cada rubro que detectes, pero no vas ha hacer un promedio con ellas. Debes quedarte con la cifra más alta.
¿Por qué? Porque es más realista. En tu presupuesto pondrás como tope el máximo que has gastado en tu “histórico”. De lo contrario, es muy seguro que te sobrepases en el gasto, lo que va a generarte frustración y dejar un hoyo en tus finanzas.
¿Y qué pasa con esos gastos en efectivo que no se registran en mi estados de cuenta? Tienes mucha razón, por esa vía se produce el gasto hormiga. Pequeños desembolsos que se consideran insignificantes, pero que al mes y al año hacen una cifra valiosa.
En esta categoría entran los cafés, golosinas, cigarrillos, bebidas, billetes de lotería y similares. Para rastrearlos, la forma más práctica es asistirse de apps.
No dejes de contabilizar estos gastos pequeños; de lo contrario, vas a tener un agujero en las finanzas.
Establece tus ingresos
Debes fijar cuáles son tus ingresos fijos (sí, fijos). Esto implica los salarios y las rentas.
Para el caso de las familias que se sostienen de negocios propios, lo ideal es hacer un rastreo de los ingresos de los últimos seis meses. En este caso tomar como referencia el mes con los ingresos más bajos.
De lo contrario, podría resultar engañoso pretender que siempre se tendrá una ganancia igual al máximo “histórico”.
Paso 2: registra los gastos no variables
Son los gastos fijos, cuyo costo no varía (o lo hace mínimamente) mes a mes.
Entran dentro de ellos desde la suscripción por streaming hasta el pago de la vivienda (cuota de hipoteca o alquiler). También lo son el colegio de los hijos, el servicio de internet y los seguros, por ejemplo.
De nuevo, estas sumas suelen mantenerse igual por largos períodos.
Si estás saliendo de endeudamientos, esta categoría es clave para ti y tu familia. Deben listar todos los préstamos activos (casa, carro, personales, educativo, para emprendimiento).
¿Qué hago con las deudas en el presupuesto?
Ya que te dispones a ordenar tus finanzas con un presupuesto, pon orden con tus endeudamientos en mora o castigados. Tienes varias posibilidades:
- Negocia con tu banco un descuento del monto de la deuda
- Acuerdo de pago para saldar en varias cuotas
- Crédito de consolidación
- Refinanciamiento a través de nuevo acreedor de tu deuda
Después de estos procesos, tendrás un monto un poco más ventajoso para el pago de préstamos en mora o castigados.
Paso 3: agrega los gastos fijos pero variables
Nos referimos a gastos que no son prescindibles, pero que su monto, tarifa o precio puede variar mes a mes.
En esta categoría entran el combustible, alimentos, facturas de luz, atenciones para las mascotas, etc.
¿Ves la importancia de rastrear los tres meses de gastos? Aquí vas a presupuestar el monto más alto que has desembolsado.
Con el paso de los meses, llevando un registro de tus gastos y disciplina económica, podrás ver si realmente bajas el consumo, sobre todo en los rubros menos importantes.
Paso 4: agrega los montos de ahorro e inversión
Aquí pondrás el dinero que vas a destinar a tus distintas metas financieras.
Quizá en este preciso momento no puedes echarle dinero a todos tus sueños. Pero sí que puedes, y debes, empezar por al menos uno.
En el orden de prioridades está el fondo de emergencia. Si no lo has constituido, empieza por ese.
Recuerda que debe ser equivalente a entre tres y seis meses de tus gastos corrientes. Es decir, lo que este presupuesto arroje como total de tus gastos no variables más gastos fijos pero variables.
Si ya tienes un fondo de emergencia, destina a tus metas grandes (plan de retiro) y más pequeñas (próximas vacaciones).
Algo muy recomendable es “pagarte a ti mismo/a primero”. Esto significa que al recibir tus ingresos, la primera acción debe ser desembolsar lo que corresponde a ahorro.
Un modo muy efectivo de concretar esto es a través de las transferencias automatizadas.
Paso 5: suma los gastos en entretenimiento
Aquí corresponde apuntar las salidas, las comidas fuera de casa, el cine, los bares, los paseos, los viajes de fin de semana, etc.
Establece aquellos que son los más recurrentes dentro de tu familia.
Toma en cuenta que de aquí es de donde se hacen los principales recortes cuando se desea ahorrar más o se está saliendo de endeudamientos.
Paso 6: respeta el presupuesto
Al poner todos estos gastos en un programa como Excel o Google Sheets debe dar cero. Es decir, no debe sobrar dinero porque el ahorro se hizo de primero y luego se gastó de forma ordenada.
No debería faltar dinero para cubrir gastos como los no variables y los variables pero fijos.
De allí que sean de gran provecho las aplicaciones para rastrear gastos, porque si a mitad del mes se nota que hay un gasto excesivo por algún lado, se debe recortar de otra parte, especialmente en la categoría de entretenimiento, vestimenta, gastos hormiga, barbería, salón de belleza y afines.
Pero lo ideal será siempre respetar lo que se fijó en el plan. El propósito es también fomentar la disciplina financiera en la familia. De esta manera, se consolidan más rápidamente los fondos de emergencia, las metas financieras y la tranquilidad económica.
Consideraciones generales
A continuación te apuntamos algunos datos extras para la construcción y manejo del presupuesto familiar:
Involucrar a toda la familia
Es importante que los hijos también administren sus gastos. Sin llegar a la paranoia, es importante inculcarles que los ingresos no son infinitos; por tanto, deben gastar el dinero que se les da con moderación.
Ayúdenos a tener metas financieras con sus mesadas. Esto ejemplificará para ellos que restringirse de ciertos gastos por un tiempo les puede llevar a satisfacciones mayores en el futuro.
La austeridad y el gasto consciente
Hoy en día hay dos tendencias que favorecen el consumo responsable: el minimalismo y el consumo ecoamigable.
Se realizan compras más conscientes luego de preguntarse: ¿comprar eso es realmente necesario para mí? ¿Lo voy a utilizar por mucho tiempo? ¿Hacer ese gasto me va a hacer feliz? ¿Mis compras son señal de ansiedad, disgusto, escapismo o frustración?
Por otra parte, se comienza a dar importancia a las repercusiones sociales y ecológicas de lo que adquirimos.
Ejemplo de ello es el rechazo al “fast fashion”. Se refiere a ropa fabricada muy rápido, a bajo costo, con materiales no siempre amigables con el ambiente, que generan más desechos y que se producen en condiciones de explotación para cientos de trabajadores.
Revisión periódica del presupuesto
Las condiciones económicas pueden cambiar con el tiempo. Unas veces para bien, aumento salarial, progreso del negocio propio. Otras veces para mal, recesiones económicas, pérdida de empleo, inflación y estancamiento del negocio.
Por tal razón los presupuestos hay que revisarlos periódicamente, pero siempre con la mirada puesta en los objetivos financieros.
Pongamos por ejemplo que una familia ahorra para comprar su casa propia. El aumento de ingresos no equivaldría a gastar mucho más en diversión. Nadie niega que se deba recompensar los esfuerzos, pero el grueso de lo que ingresa ahora debe estar orientado a ahorrar para el inmueble.
Hay que tomar en cuenta que una meta que debería tener todo hogar es la jubilación o retiro de los adultos. Hay que abonar a ese propósito para la tranquilidad de la familia.
Para todas estas metas puedes empezar hoy mismo a poner orden y alcanzarlas con más rapidez.