Hace unas décadas atrás, la gente guardaba el dinero en distintos sobres. Uno para las vacaciones, otro para la remodelación, etc. ¿Era un método tonto? No, era útil. Hoy los bancos están sacando cuentas de ahorro para metas financieras o incluso una sola donde puedes tener varios “sobres”.
Hay una moraleja mayúscula en todo esto: en materia de ahorro lo más importante es la voluntad. Porque de nada valen los sobre o las cuentas bancarias, si no se les pone dinero periódicamente.
Pero también hay una segunda lección: existen diversas formas de ahorrar; hay que encontrar la que se ajuste más a cada uno, sobre todo a sus propósitos financieros. ¿Cuál me conviene a mí? ¿Cuál me conviene cuando estoy saliendo de un endeudamiento?
Cuenta de ahorro
En condiciones normales es un instrumento que ofrece muy poca rentabilidad. No obstante, sirve para aquellas metas de corto plazo y para tener liquidez disponible.
Entre las metas a corto plazo se pueden nombrar ejemplos como vacaciones, repuestos para el vehículo, gastos escolares de los hijos, etc.
Se trata de tener un lugar donde hacer depósitos o transferencias por corto tiempo y luego retirarlo sin problemas para el propósito deseado.
Ahora bien, cuando estamos en una situación de endeudamiento, la cuenta de ahorro nos debe servir para ir abonando cualquier ingreso adicional (venta de bienes, trabajo extra o bonificación). De esa manera se consolida un monto para saldar más rápido el acuerdo de pago.
La liquidez, entretanto, es necesaria para imprevistos. Con ello queremos decir que el fondo de emergencia debe estar en un instrumento siempre disponible, nunca penalizado para retirar el dinero.
Certificados de depósitos
Mientras una cuenta de ahorro puede dar 1% o 2% de interés, un certificado de depósito puede ofrecer desde 5% o más.
Aunque las tasas pueden variar, este ejemplo sirve para ver un poco la proporción habitual.
Con los certificados podemos guardar el dinero para metas a mediano plazo. Pueden servir para proteger el dinero contra la inflación, así como para objetivos un poco más ambiciosos como el inicial de un apartamento.
Los bancos a veces ponen un máximo de tiempo para ahorrar en este instrumento, que puede ser uno o dos años, por ejemplo. Posteriormente, se debe retirar todo el dinero con su ganancia o abrir un nuevo certificado para ahorrarlo todo de nuevo.
En el caso de quienes poseen un historial crediticio negativo y, por tanto, no consiguen nuevos créditos con bancos, este certificado le puede servir para reconstruir su perfil crediticio.
¿Cómo? Es posible abrir uno de estos instrumentos y que este sirva de garantía para una tarjeta de crédito. Los bancos suelen acceder a este tipo de respaldo. Una vez en tus manos, debes manejar el plástico con prudencia y así ir mejorando tu score crediticio.
Al momento de elegir tu certificado de depósito, analiza cuál entidad te ofrece mayor tasa de interés, el plazo máximo y la penalidad por la cancelación anticipada.
Inversiones de corto plazo
Inversión no es lo mismo que ahorro, pero lo sumamos en esta lista porque también es importante como mecanismo para hacer crecer tu patrimonio.
Aunque hay varios mecanismos de inversión, desde acciones hasta fondos de cuotas de inversión, lo más recomendable son productos estructurados de renta fija para iniciarse.
La ventaja es que, generalmente, ofrecen más rentabilidad que los instrumentos hasta ahora mencionados y tienen muy poco riesgo.
Pueden servir para metas a mediano plazo también, como aportar a la compra de un vehículo, ampliación de la casa, etc.
Su vigencia no suele superar el año, pero se puede reinvertir luego de ese lapso. De esa forma, un pequeño capital puede robustecerse y ser el aporte inicial para inversiones mayores, con modalidades con más rentabilidad y con miras a objetivos más grandes, el retiro laboral, por ejemplo.
También hay que destacar que los títulos valores pueden servir en algún momento como garantías para préstamos, así como para negociaciones de morosidades crediticias.
Ahorro en divisas
En la inversión siempre se recomienda diversificar; es decir, poner el patrimonio en distintos instrumentos, de modo que se reparte el riesgo y hay menos vulnerabilidad. El ahorro en otras divisas (dólares y euros) puede ser una forma de empezar a diversificar el patrimonio. Además, en épocas de inestabilidad puede servir de respaldo.