El mercado bancario ofrece una variedad de préstamos, incluso dentro de esas categorías hay subproductos que pueden variar mucho. ¿Cuál te conviene más? Para saberlo, la vía más corta es determinar tu capacidad y tolerancia respecto a ciertos elementos fundamentales.
Compara a continuación estos elementos con las condiciones que te da tu entidad bancaria o el producto que deseas:
La cuota o el pago mensual
Se trate de una hipoteca, un préstamo para vehículo o uno personal, debes ser enfático/a con el personal del banco para que te diga de cuánto será tu cuota mensual.
Técnicamente una persona o familia debería destinar no más del 30% de sus ingresos mensuales al pago de deudas. En algunos casos esto podría llegar a 40%, siempre que se reduzcan los gastos corrientes y haya una férrea disciplina financiera.
Pero lo ideal es no pasar del 30%, sobre todo si ya estás destinado el 50% a tus gastos corrientes y no menos del 20% al ahorro.
Con este parámetro puedes tener una medida sencilla que te ayude a ver cuándo te estás extralimitando.
Para el caso de una tarjeta, pregúntate si estarías en capacidad de pagar la mitad del límite del plástico. ¿Por qué la mitad? Ya que es el tope aconsejado por los asesores financieros para no afectar tu récord o score crediticio.
Esto, además, suponiendo que pagues de contado. Lo contrario, con el impacto de la tasa de interés elevará mucho lo adeudado.
La tasa de interés
El producto con la mayor tasa de interés es la tarjeta de crédito, lo es así en prácticamente todas partes del mundo.
Para el mercado dominicano, la tasa puede estar en promedio en un 60%, como una referencia. Mientras que para un préstamo personal puede estar en 20%, igualmente como una referencia circunstancial.
Siendo así, ¿te podrías permitir pagar la mitad del límite de tu tarjeta si ella fuera de RD$60,000, por ejemplo? ¿Podrías permitirte, además, pagar los intereses en caso de que no puedas pagar de contado?
Estas son las preguntas esenciales para evaluar si te conviene una tarjeta de crédito, sobre todo si en el pasado has incurrido en morosidad con este producto.
Cuando se trata de otros productos, si bien la tasa es más baja, hay que tomar en cuenta que es muy frecuente que esta pudiera variar tras revisiones periódicas, estas se suelen hacer semestral o anualmente.
Es importante que consultes con el asesor del banco una aproximación de lo que pudieran cambiar, incluso si no se llega a cumplir un cambio tan pronunciado. Lo importante es que calcules si los ingresos que tienes actualmente te permitirían costear un incremento del crédito en el futuro próximo.
Garantías
El uso de garantías es imprescindible para los préstamos de viviendas y de automóviles. El impago generará que el bien pase a manos del banco.
Pero también son una opción en préstamos personales y en los de consolidación de deudas. La pregunta de rigor es: ¿estás dispuesto/a a perder un bien si llegas a caer en morosidad prolongada?
Hablamos de casos como poner el carro o un solar para conseguir un crédito de consolidación.
Además, convendría hacerte otras interrogantes para validar un poco tu solidez financiera:
- ¿He tenido incumplimientos crediticios en el pasado?
- ¿Tengo mucho tiempo en mi trabajo y no avizoro un despido o reducción de personal?
- ¿Estaría en capacidad de pagar las cuotas por uno a cuatro meses en caso de quedar sin empleo?
- ¿Tengo ingresos adicionales en el horizonte que me den seguridad de amortizar la deuda?
Lo que te respondas te pueden ayudar a saber si realmente estás en capacidad de afrontar una pérdida del bien.
Duración del crédito
Mientras más dura un préstamo, generalmente más desembolsas por el pago de dinero prestado.
En líneas generales, lo más recomendable es acordar un préstamo que no se extienda por mucho tiempo.
Una cuota baja puede ser un alivio a corto plazo. A la larga estarías sacando dinero de tus finanzas que sería mejor destinar al ahorro o a la inversión.
En ese sentido, podrías permitirte un préstamo más largo si se trata de un bien que pudiera ayudar a tu productividad y a la generación de liquidez. De hecho, así podrías ayudar a pagar el préstamo más rápido. Pero cuando se financian productos y servicios que no generarán rentabilidad (ni a corto ni a largo plazo); entonces, es mejor pautar un crédito bancario por menos tiempo.